Cómo ayudar a alguien que quiere suicidarse.

Cómo ayudar a alguien que quiere suicidarse.

Tendiendo puentes hacia la vida: la importancia de ayudar a tiempo cuando las palabras no alcanzan.

 

Cuando alguien sufre, tu apoyo puede ser decisivo y un primer paso hacia la esperanza. Tender una mano amable y estar presente para con un otro en momentos de crisis no solo puede marcar la diferencia, sino que también puede suponer un antes y después en la vida de otra persona, muy especialmente, cuando esa misma es quien sufre sobremanera en silencio.

Hablar de suicidio es adentrarse en uno de los aspectos más complejos y dolorosos de la experiencia humana. Para quien lo contempla como una opción, no se trata de una elección fácil ni impulsiva, sino del reflejo de un sufrimiento tan intenso y abrumador que parece no tener fin. Es un grito silencioso, una manifestación de la desesperación y del vacío que se siente cuando el dolor emocional se vuelve insoportable. Por ello, comprender esta realidad es el primer paso para brindar(le) el apoyo y proporcionar(le) el soporte que haga posible transformar una situación límite.

Ayudar a alguien que está pensando en quitarse la vida no es una tarea sencilla -y mucho menos simple- sobre todo cuando, muchas veces, las señales no son tan evidentes como uno/a desearía, y otras muchas, quienes las perciben (aunque les gustaría) no saben cómo reaccionar. Precisamente esto es lo que hace que resulte tan crucial advertir que, en estos casos, la empatía y la disposición para escuchar son tan sustanciales como los recursos especializados. Y tanto es así que, mostrarle al otro que estás presente, que te importa y que no vas a juzgarlo, en ese preciso instante, puede ser el ancla que esa persona necesita para mantenerse a flote. Por favor, ten esto muy presente porque es tal cual.

Es fundamental entender que el suicidio es el resultado de un proceso complejo influido por múltiples factores donde confluyen el dolor emocional extremo, la percepción de no tener alternativas y la falta de conexión con los demás. Aquí radica la importancia de actuar de manera consciente y responsable, ofreciendo apoyo sin minimizar el sufrimiento de quien lo experimenta.

No debe olvidarse que, en la complejidad de una intervención en situaciones límite, actuar en un momento decisivo donde se separa la delgada línea de lo que implica una oportunidad frente a un funesto final, cada palabra y cada gesto pueden convertirse en un puente hacia la esperanza o hacia un abismo aún mayor, dado que la vida y la muerte se sopesan y evidencian a partes iguales de manera ambivalente.

Lo más importante que podemos ofrecer es nuestra presencia. La conexión e interés genuinos por el bienestar del otro y la disposición para escuchar sin juzgar se ponen de manifiesto como elementos clave para identificar un sufrimiento que, aunque no se exprese con palabras, clama por ayuda.

Escuchar activamente, de manera empática y compasiva, sin emitir juicios de valor que puedan herir la sensibilidad de la persona o que puedan poner en, aún, más riesgo la vulnerabilidad de la persona, puede abrir una puerta que, hasta ese momento, parecía cerrada. Necesitan sentir que alguien realmente las comprende.

Muchas personas temen preguntar directamente si alguien está pensando en hacerse daño, creyendo que esto podría empeorar la situación. Pero la verdad es que preguntar con empatía y respeto denota especial cuidado y puede ser un alivio para quien siente que no tiene a quién recurrir.

Si alguien comparte sus ideas o pensamientos suicidas contigo, lo primero es mantener la calma y evitar reaccionar con miedo o incredulidad. Tiende tu mano, no levantes un muro. Sé un mano amable, no un barrera que lo aleje y haga que se encierre aún más en sí mismo. Sé un sostén, conviértete en un bastón de apoyo, no en una carga adicional en su sufrimiento. Si por las razones que sean no eres -o te ves- capaz, deja que sea otro/a quien interceda. Saber dar un paso al lado y dejar que sea otro quien ocupe tu lugar en esos instantes ayuda, y mucho.

Buscar ayuda profesional especializada. Es vital animar a esa persona a que lo haga sabiendo que quienes mejor podrán asistirle serán aquellos profesionales que estén específicamente capacitados y cualificados para atenderle ya que cuentan con las habilidades y herramientas necesarias como para evaluar la situación, intervenir en el manejo de situaciones y conversaciones difíciles, brindarle el tratamiento oportuno y actuar con rapidez en situaciones críticas. Tenlo claro: apoyo y asistencia profesionales, especializados y competencialmente preparados. Facilitar recursos y acompañar en los primeros pasos puede ser el punto de inflexión que favorezca empezar a (re)construir un camino hacia su bienestar y recuperación.

No tienes que ser un experto para ayudar, pero sí puedes ser el puente o el nexo de unión hacia quienes están facultados para intervenir. Asegúrate de acompañar a la persona en este proceso, puesto que muchas veces no tienen la fuerza para dar el paso por sí solas. En otras ocasiones, sin embargo, el simple hecho de ofrecer compañía en ese lapso puede ser el empujón que necesitan para no desistir. Para cualquiera de ellos: permanece junto a ella, y no la dejes sola.

Puedes aguardar a su lado para contactar con un psicólogo especializado en la prevención del suicidio y la conducta suicida, proporcionarle una línea de atención en crisis o recurrir a los servicios de emergencia si la situación es grave o se torna peligrosa. Importantísimo aquí: garantizar su seguridad inmediata, eliminando cualquier objeto que pudiera representar un riesgo si te encuentras en una posición segura para hacerlo, y la tuya: no te olvides de tu seguridad.

Quiero que sepas que NO ESTÁS SOLO/A. Los servicios de ayuda disponibles, así como los profesionales de la salud mental especializados están ahí para apoyar tanto a quienes están sufriendo como a quienes los rodean. Nadie debería -ni debe- enfrentar solo este dolor. El acceso a estos recursos se presenta como un paso esencial para preservar el bienestar y la seguridad.

Si tienes un ser querido que está atravesando un momento difícil, recuerda que tu atención y apoyo pueden ser el impulso que necesita para encontrar el camino hacia la recuperación.

Y si eres TÚ quien está sufriendo, por favor, no decaigas, mantén la esperanza: hay ayuda, hay personas que se preocupan por ti y hay una salida, incluso si ahora parece difícil de encontrar. A veces, el comienzo de un nuevo rumbo ES pedir ayuda.

Sea lo que sea lo que te pase, cuéntalo, compártelo, ayúdate y ayúdame a ayudarte si tu deseo es contactarme.

Si estás en un momento de crisis y/o necesitas ayuda en este preciso instante, por favor, haz uso de los recursos de ayuda que tienes a tu disposición los 365 días del año, las 24 horas del día:

  • 112, teléfono de emergencias.
  • Línea 024 de atención a la conducta suicida.
  • Fundación ANAR para la ayuda a niños/as y adolescentes: 900 20 20 10.