Cuando el vacío duele, recuerda: hay una salida.

Cuando el vacío duele, recuerda: hay una salida.

Cuando el vacío pesa, entenderlo y encontrar apoyo pueden marcar la diferencia.

 

Hay momentos en la vida en los que el vacío y el dolor emocional pueden sentirse —y de hecho se sienten— como una carga imposible de soportar, dejando a la persona atrapada en una sensación de soledad y desconexión profunda. De ahí que, sentir un vacío profundo resulte tan abrumador y tan difícil de sobrellevar, especialmente, cuando viene acompañado de una sensación incesante e ininterrumpida de que nada tiene sentido o incluso importa.

Lejos de lo que pueda pensarse, el vacío emocional supone una sensación que muchas personas experimentan o atraviesan en algún momento de sus vidas, y si bien es cierto que, este vacío puede ser el reflejo de múltiples factores o causas como (tal vez puedan ser) necesidades vitales y emocionales insatisfechas, sueños o expectativas no cumplidas, eventos traumáticos o dolorosos padecidos, una acumulación de dolor no expresado, una sensación continuada de un gran dolor emocional o desconexión con uno mismo, o simplemente agotamiento mental, ES importante tener muy presente que ese sentimiento que se apodera de nosotros no define ni quiénes somos ni lo que valemos. Así que, a ti que me estás leyendo, quiero decirte que, en ningún caso, define ni quién eres ni lo que vales.

El vacío emocional se puede describir como una ausencia de emociones positivas, ilusión, entusiasmo o sentido de conexión con la vida, donde a menudo se manifiesta (entre otros) con:

  • Sensación de desgana, baja energía y apatía.

  • Falta de interés en actividades que antes se disfrutaban (anhedonia).

  • Dificultad para identificar qué te hace feliz o qué te motiva.

  • Un sentimiento constante de que algo “falta”, algo “falla” o “nada está bien” en tu vida.

  • Un dolor tan profundo como punzante que te conduce a un muy bajo estado de ánimo y tristeza donde lo que predominan son sentimientos de desesperanza.

  • Desconexión y aislamiento.

(…)

Esa sensación de estar desconectado/a, incompleto/a, roto/a por dentro o sin esperanza, de ser una carga o de que algo falta (aunque no sepamos qué es), pero que de una forma u otra nos lleva a tener la impresión de la vida carece sentido, parece perder propósito, no tiene solución o que por mucho que uno quiera o lo intente no puede seguir adelante, sin duda alguna, supone un momento durísimo, adverso, de mucho sufrimiento y de gran dificultad.

Y, sin embargo, también se presenta como una oportunidad para el autodescubrimiento, el crecimiento personal y la reconexión con nosotros mismos y con la vida ya que ES una señal de que algo dentro de nosotros necesita cuidado, comprensión y apoyo, y que no tenemos por qué enfrentarlo solos/as.

¿Cómo? Pidiendo ayuda.

Si estás aquí es TU primer gran paso para reconocer tu necesidad y legitimar tu dolor.

Si no eres tú y, sin embargo, sí alguien que conozcas o que te resulte muy cercano y querido quien se encuentra en esta situación, por favor, coge su mano, no lo dejes solo/a y acompáñale en esta petición de ayuda tan crucial y que tanto precisa en estos instantes porque realmente te necesita.

Quiero destacarte que NO ESTÁS SOLO/A, y compartirte que son muchas las personas quienes sienten -o han sentido- en sus vidas este vacío en diferentes momentos y por distintas razones, y que de igual forma gracias a la ayuda recibida y su trabajo personal de la mano de profesionales especializados, han superado y dejado atrás esos momentos tan complejos y tan complicados.

El dolor emocional profundo puede llegar a ser tan intenso e insufrible que afecta a cada parte de la vida donde respirar duele, levantarse duele, y hasta existir parece una carga insoportable. Este tipo de sufrimiento puede hacer que la idea de desaparecer parezca una forma de alivio. Pero quiero que sepas algo muy importante: este dolor no es eterno. Es un estado, no un destino. Por más sombrío e insalvable que sea el momento, siempre hay formas de encontrar salida, y esa salida puede empezar con un pequeño paso: hablar con alguien que pueda escucharte, pedir ayuda, o incluso reconocer que mereces sentirte mejor. No estás solo/a en esto, y aunque ahora parezca imposible, con el tiempo y el apoyo adecuado de la mano de profesionales especializado/as, es posible sanar y encontrar sentido de nuevo.

Busca ayuda profesional. Recuerda que superar este vacío es un proceso gradual. Permítete avanzar a tu propio ritmo, y celebra cada pequeño paso hacia la reconexión y tu bienestar.

Eres único/a. Eres valioso/a. Y mereces darte la oportunidad de vivir la vida que tú quieras vivir con el apoyo y la ayuda que necesitas para sanar y volver a encontrar sentido, sentirte comprendido, cuidado, arropado, y abriendo nuevamente la puerta a la esperanza.

Sea lo que sea lo que te pase, cuéntalo, compártelo, ayúdate y ayúdame a ayudarte si tu deseo es contactarme.

Si estás en un momento de crisis y/o necesitas ayuda en este preciso instante, por favor, haz uso de los recursos de ayuda que tienes a tu disposición los 365 días del año, las 24 horas del día:

  • 112, teléfono de emergencias.
  • Línea 024 de atención a la conducta suicida.
  • Fundación ANAR para la ayuda a niños/as y adolescentes: 900 20 20 10.