Hablemos de suicidio: entendiendo las cifras y realidades.

Hablemos de suicidio: entendiendo las cifras y realidades.

El dolor que no se ve como primer paso para comprender el sufrimiento que hay detrás del suicidio.

Hablemos de suicidio ABIERTAMENTE Y SIN TAPUJOS.

Los datos son los datos. El suicidio es un problema de salud pública global que afecta a millones de personas cada año. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021), más de 700.000 personas mueren por suicidio anualmente, lo que equivale a una muerte cada 40 segundos.

En España, tal y como señala la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación de la Subdirección General de Información Sanitaria del Ministerio de Sanidad (2024), las defunciones por suicidio experimentaron un ascenso del 20% en el período de 2018 a 2022, donde en ese último año se registraron 4.227 suicidios, consolidándose como la principal causa de muerte externa en el país; y donde 3 de cada 4 son de hombres y 1 de cada 4, de mujeres.

Tal y como recoge el Observatorio del Suicidio en España (Fundación Española para la Prevención del Suicidio, 2024) a través de la publicación del INE, el 19 de diciembre de 2023, ha sido la mayor cifra de suicidios registrada nunca en España, habiendo sido el tercer año consecutivo en superarla, y ello ha supuesto una media de más de 11,6 suicidios diarios. Según cálculos de la OMS, se producirían unos 80.000 intentos de suicidio al año en España y existirían unos 20 intentos por cada suicidio.

Por si fuera poco, y a la luz de los datos obtenidos, a su vez constituye un preocupante incremento en los intentos de suicidio, especialmente entre jóvenes y adolescentes, grupos que requieren una atención prioritaria.

En diciembre de 2024, el INE hizo públicos los datos definitivos de las Estadísticas de Defunción por Causa de Muerte del año 2023 (Observatorio del Suicidio, s.f.) indicando que el suicidio se sitúa como la segunda causa de muerte externa y que el número de suicidios descendió a 4.116 fallecimientos tal y como refleja el Informe Anual 2024 de la Línea 024 (línea de atención a la conducta suicida), lo que indica una disminución del 2,6% respecto al año anterior (4.227 fallecimientos). Sin embargo, ese descenso no se produjo en todos los grupos de edad, puesto que en los grupos de 15 a 29 años y de 30 a 44 años, el número de suicidios en 2023, con respecto a 2022, aumentó en 13 y 30, respectivamente (Secretaria General de Salud Digital, Información e Innovación de la Subdirección General de Información Sanitaria del Ministerio de Sanidad, 2024).

En cualquier caso, y se mire por donde se mire, ES tremendo que, en 2023, lamentablemente se produjeran 4.116 suicidios en España donde 3 de cada 4 fuesen de hombres y 1 de cada 4, de mujeres; ocasionando esto mismo a su vez una media de 11,3 suicidios diarios. Eso, con la máxima consideración al respecto de que, a día de hoy, España continúa sin poseer ningún plan o estrategia específica estatal para la prevención del suicidio, aunque a diferencia de años anteriores, en este momento y por primera vez en la historia, se está en proceso de elaboración por parte del Ministerio de Sanidad y espera disponerse de él más pronto que tarde. 

Estos números son un recordatorio urgente de la necesidad de romper el estigma que rodea al suicidio, fomentar la prevención y garantizar que quienes están en riesgo puedan acceder a la ayuda que necesitan. Porque cada vida truncada, cada muerte por suicidio ES una tragedia.

El suicidio sigue siendo uno de los mayores tabúes de nuestra sociedad y, sin lugar a dudas, una conversación que, de producirse, muchos evitan. Sin embargo, es precisamente esta dificultad para abordarlo la que perpetúa, agrava y agranda el problema.

Tratar el suicidio no es solo enfrentar un acto final, sino entender el dolor emocional profundo, el peso de la desesperanza y la sensación abrumadora de no encontrar salidas. Es reconocer que detrás de cada intento o pensamiento hay una lucha silenciosa y una llamada acuciante de alguien que necesita ayuda antes de que la carga se vuelva insostenible.

En mayo de 2013, la OMS en su 66ª Asamblea declaró el suicidio como un problema de salud pública que (en la actualidad) constituye una prioridad global de primer orden a incluir en la agenda mundial, además, con la imperante necesidad de desarrollar una estructura funcional multisectorial donde la coordinación, colaboración y especialización de profesionales de diversos ámbitos suponga el punto de partida clave (Moltó, 2023).

El suicidio no es un acto impulsivo ni una decisión repentina, suele ser el desenlace de un sufrimiento emocional profundo y sostenido que, a menudo, se manifiesta en el silencio. Es una respuesta extrema al dolor intenso, una salida que surge cuando alguien siente que no hay otra manera de aliviar el peso que lleva dentro. Comprender esto es crucial para tenderles la mano adecuada y ofrecerles el apoyo que precisan para poder ver otras alternativas posibles porque EL SUICIDIO ES PREVENIBLE.

La conducta suicida es un fenómeno complejo y, por ello, comprende un amplio espectro de consideraciones a tener muy presente. De manera que, si con absoluta seguridad estamos en condiciones de aseverar que cada suicidio y cada persona SON únicos, y las razones o motivaciones subyacentes en cada caso casi nunca son sabidas con exactitud, SÍ O SÍ, estamos en las mismas condiciones de defender el único arma con que contamos a ciencia cierta: la prevención del suicidio y la promoción de la salud mental para, por una parte, poner a disposición de la persona individualmente la detección, satisfacción y atención de las necesidades que precise en situaciones críticas; y, por otra, estar hábiles a la hora de sensibilizar y concienciar globalmente, desde lo colectivo y a nivel social, para lograr una colaboración interprofesional y multisectorial que favorezca la optimización de recursos, así como la imperante exigencia de aunar esfuerzos coordinados, donde idealmente entren en escena -y acción- todos los agentes implicados, incluida la sociedad en su conjunto. Porque no olvidemos que NADIE ESTÁ EXENTO: el suicidio no discrimina y puede tocar la vida de cualquier persona, ya sea de manera directa o indirecta.

De ahí que, buscar la ayuda de profesionales especializados no solo se presente como una muestra de cuidado hacia la persona que sufre, sino también como una acción proactiva indispensable por nuestro lado que puede marcar la diferencia a la hora de ayudar a encontrar apoyo y un camino hacia la recuperación. A decir verdad, dichos profesionales son quienes están capacitados para abordar estas situaciones de vulnerabilidad extrema con el cuidado y el miramiento que estas personas precisan, dotando de herramientas y medios que pueden suponer un punto de inflexión en un momento tan angustioso, difícil y delicado como pueda ser el que estén atravesando. Nadie debería -ni debe- enfrentarse a un dolor así en soledad, especialmente, cuando los recursos están ahí para ofrecer un acompañamiento experto y compasivo.

Si tienes un ser querido que está atravesando un momento difícil, recuerda que tu atención y apoyo pueden ser el impulso que necesita para encontrar el camino hacia la recuperación.

Y si eres TÚ quien está sufriendo, por favor, no decaigas, mantén la esperanza: hay ayuda, hay personas que se preocupan por ti y hay una salida, incluso si ahora parece difícil de encontrar. A veces, el comienzo de un nuevo rumbo ES pedir ayuda.

Sea lo que sea lo que te pase, cuéntalo, compártelo, ayúdate y ayúdame a ayudarte si tu deseo es contactarme.

Si estás en un momento de crisis y/o necesitas ayuda en este preciso instante, por favor, haz uso de los recursos de ayuda que tienes a tu disposición los 365 días del año, las 24 horas del día:

  • 112, teléfono de emergencias.
  • Línea 024 de atención a la conducta suicida.
  • Fundación ANAR para la ayuda a niños/as y adolescentes: 900 20 20 10.