
El peso del silencio más allá de lo que las estadísticas y los números no cuentan: la dimensión humana del suicidio.
Detrás de cada cifra que aparece en cualquiera de los informes elaborados en materia de suicidio, sea quien sea la organización no gubernamental o entidad pública que los realiza, EXISTE una historia que las estadísticas no pueden reflejar: el sufrimiento callado de la persona donde el secreto se ha convertido en su más fiel aliado, las batallas internas a las que se ve sometida la persona debatiéndose y cuestionándose entre la vida y la muerte, y los momentos de desesperación que llevan a una persona a contemplar el suicidio como única salida posible.
Las estadísticas son necesarias para dimensionar el problema, pero no logran captar la complejidad emocional ni las circunstancias que envuelven a quienes atraviesan esta experiencia.
El silencio que acompaña al tema no solo perpetúa el estigma, sino que dificulta el acceso a la ayuda requerida. Hablar de suicidio desde su dimensión humana ES un acto esencial para comprender que detrás de cada número hay vidas que merecen ser escuchadas, apoyadas y acompañadas.
El dolor invisible
Para quienes atraviesan una crisis suicida, el sufrimiento emocional puede parecer insuperable e inasumible. La sensación de desesperanza y el pensamiento de que no hay salida generan una “visión de túnel”, donde las soluciones parecen inalcanzables y las alternativas no tienen cabida.
Este dolor no siempre es evidente para quienes están alrededor, y precisamente esto ES lo que hace aún más imprescindible que las personas cercanas aprendan a reconocer señales de alerta, factores de riesgo y ofrezcan apoyo sin juzgar.
Factores desencadenantes y la percepción de no salida
El suicidio rara vez es el resultado de una sola causa; generalmente, es la culminación de múltiples factores, como problemas de salud mental, situaciones de abuso, aislamiento social o pérdidas significativas (entre otros). En momentos de crisis, la percepción de no salida se intensifica, haciendo que la persona vea el suicidio como la única vía de escape posible para evitar el dolor. Sin embargo, es importante enfatizar que esta percepción es temporal y puede cambiar con el apoyo adecuado.
Romper el silencio
Hablar de suicidio puede ser incómodo, pero llegado el momento o encontrados en la situación ES una conversación indispensable, además de necesaria. El estigma asociado a un tema tan sensible como éste a menudo impide y dificulta que las personas busquen ayuda. Como sociedad, debemos fomentar un entorno donde se pueda hablar abiertamente sobre el suicidio sin miedo a ser juzgados, y donde se valore la importancia de la empatía y la escucha activa. Pero sobre todo, donde se le brinde a la persona la oportunidad de comprobar por sí misma que no esta sola en su dolor.
Buscar ayuda profesional
La intervención temprana es fundamental. Psicólogos, psiquiatras y otros profesionales de la salud mental están capacitados para proporcionar estrategias y recursos que pueden marcar una diferencia significativa. La ayuda profesional no solo alivia el sufrimiento inmediato, sino que también ofrece herramientas para construir un camino hacia la recuperación.
Resultará fundamental que los profesionales en cuestión posean la formación, la especialización y la cualificación necesarias, puesto que son quienes están capacitados para abordar estas situaciones de vulnerabilidad extrema con el cuidado y el miramiento que estas personas precisan, dotando de herramientas y medios que pueden suponer un punto de inflexión en un momento tan angustioso, difícil y delicado como pueda ser el que estén atravesando.
En momentos de crisis, ES esencial no asumir -o dar por sentado- que podemos manejar la situación por nuestra cuenta ya que tan imprescindible es ofrecer nuestro apoyo como amigos o familiares como alentar a la persona a buscar ayuda profesional estando ahí para ella. Facilitar recursos y acompañar en los primeros pasos puede ser el punto de inflexión que transforme el sufrimiento en esperanza y brinde a la persona la oportunidad de recuperar su camino, reconducir su situación o cambiar su dirección seguida hasta el momento identificando en simultáneo puntos de apoyo que pueden marcar la diferencia.
El papel de quienes rodean a la persona en crisis
La comprensión y el apoyo de familiares y amigos son esenciales. Muchas veces, un simple gesto de empatía o una conversación abierta puede ser el punto de partida para que una persona en crisis se abra, busque ayuda o exprese en abierto la necesidad de pedirla. La paciencia, nuestra presencia y la disposición para escuchar son fundamentales en estos duros momentos y tan críticos en determinadas circunstancias. No soltar su mano o tender una mano amable en momentos de vulnerabilidad ES clave, porque mantenerse a su lado, ayuda, y mucho.
El reto de la prevención a nivel social, comunitario y global
La prevención del suicidio es una asignatura pendiente y sin lugar a dudas NO es responsabilidad exclusiva de los profesionales de la salud. TODOS estamos llamados social, comunitaria y globalmente a desempeñar un papel importante en este sentido. Porque no olvidemos que NADIE ESTÁ EXENTO: el suicidio no discrimina y puede tocar la vida de cualquier persona, ya sea de manera directa o indirecta.
Se quiera o no se quiera, la realidad actual evidencia la necesidad de promover e incentivar programas de sensibilización y concienciación en materia de prevención del suicidio que capaciten a las personas para reconocer señales de alerta o factores de riesgo y ofrecer apoyo de manera eficaz e inmediata.
Reflexionando vislumbrando el horizonte actual
El suicidio se presenta como un auténtico desafío en la actualidad. ES complejo y, a todas todas, exige un enfoque integral donde la colaboración, interacción y coordinación de todos los profesionales y servicios involucrados sea la premisa básica e indispensable con la que darle salida, y en todo caso con la formación especializada y específica para ello. Necesitamos profesionales cualificados y preparados para enfrentar y afrontar situaciones límite o de vulnerabilidad extrema, tanto por las personas a las que proporcionen su ayuda como por la propia salud mental y bienestar de ellos mismos.
Las cifras reflejan una realidad alarmante que lo único que denota es una cada vez mayor urgencia por actuar como es debido en la dirección deseada. ES imperativo que gobiernos, instituciones y comunidades trabajen todos a una por la implementación de un plan nacional de prevención del suicidio que incluya estrategias de educación emocional, intervención temprana y acceso a recursos. Solo a través de la colaboración y la sensibilización podremos reducir el impacto de este problema en nuestra sociedad.
Si tienes un ser querido que está atravesando un momento difícil, recuerda que tu atención y apoyo pueden ser el impulso que necesita para encontrar el camino hacia la recuperación.
Y si eres TÚ quien está sufriendo, por favor, no decaigas, mantén la esperanza: hay ayuda, hay personas que se preocupan por ti y hay una salida, incluso si ahora parece difícil de encontrar. A veces, el comienzo de un nuevo rumbo ES pedir ayuda.
Sea lo que sea lo que te pase, cuéntalo, compártelo, ayúdate y ayúdame a ayudarte si tu deseo es contactarme.
Si estás en un momento de crisis y/o necesitas ayuda en este preciso instante, por favor, haz uso de los recursos de ayuda que tienes a tu disposición los 365 días del año, las 24 horas del día: